25 de julio de 2011
Bad Boys
En los tiempos que corren, donde uno tiene millones de amigos virtuales y en donde creemos más en una hamburguesa de Mc Donalds hecha con lombrices que en los políticos de hoy en día (por no mencionar "en los tiempos donde no hay descenso, sólo 40 equipos de primera división en el fútbol argentino") dejé de creer en los hombres malos y fuertes (menos en los fuertes que en los malos).
No se si la historia exageró o las psiquis masculinas se afectaron duramente, pero los hombres de hoy en día poco tienen de "malos" y ni hablar de "fuertes". Quizás cambiaron la táctica, y el papel de víctimas les da más frutos, no se. Lo cierto es que cada día veo menos virilidad. Hemos creado monstruos capaces de sentir más que nosotras ¡Qué horror!
Y no es un problema menor porque, si asociamos libremente (aparte de nosotras pasar a ser las villanas de la película), a más sentimientos más problemas y a más problemas menos erecciones; a menos erecciones menos sexo. Las cuentas no nos favorecen.
Nosotras podemos abrir las puertas, y a falta de plataforma resbaladiza sacamos el gel intimo que alguna vez nos sobró de algún paquetito de preservativos; pero ellos no pueden abrir su cajón de la mesita de luz y sacar la prótesis para cuando no se les para.
Dos soluciones: o que alguien les enseñe a hacer un buen sexo oral o paremos de hacerlos taan "sentimentales". Simulemos que ellos tienen el control, que nosotras los amamos y sufrimos por ellos, y sobre todo dejemosle bien en claro qué tan bien mueve el bote nuestro "macho bus" (subir egos es la mejor estrategia). Al menos al principio, hasta que ya sea nuestra fija.
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